29 mar 2020

Vivir la unidad en la distancia

Rev. Ariel Irrazábal
¿Podemos vivir la unidad en la distancia? Uno de los elementos que permanentemente desarrollamos en la vida eclesial es la invitación al encuentro, a participar de actividades, reuniones, jornadas y culltos, pero ahora no podemos convocarnos a encuentros presenciales. ¿Esto afecta la vida de la Comunidad? Sí, pero dependerá de nosotros mismos la profundidad. Estamos en cuarentena, lo que no significa a priori que debemos aislarnos de nuestros vínculos sociales, sino por el contrario, que debemos resignificarlos, hacerlos más saludables, descubrir qué y quién nos ayuda a ser y vivir mejor y así construir y disfrutar de una mejor comunidad.

También este tiempo que tiene su principal convivencia desde medios virtuales es un momento para la conversión. Para encontrar los mejores caminos para vivir la fidelidad al evangelio, a la propuesta de Jesús de Nazareth que es el Reino de Dios, cuyo contenido es vida digna para todas las personas. Dicho de otro modo, este espacio de tiempo también es oportuno para la conversión eclesial. La Comunidad de hermanos, de los seguidores y seguidoras de Jesús, debe descubrir qué es lo importante, cuáles son las raíces que vivifican su vida interior y con ello, su manifestación exterior.

Las herramientas personales son muchas: devocionales, Cultos virtuales y tantos otros mecanismos. Como Iglesia, debemos volver a la fuente, encontrar los pozos donde beber el agua que vivifica. Por lo tanto, te invito, a redescubrir aquello que el Bautismo hace sacramentalmente en cada uno de nosotros: hacernos parte de un Cuerpo, la Iglesia, cuerpo de Cristo que no se limita a espacios físicos sino a la fidelidad de la persona de Jesús de Nazareth y que se expresa en una determinada Comunidad, no de perfectos, sino de discípulos y discípulas.

La Iglesia no cierra, sólo cierra el edificio. Porque somos la iglesia, el cuerpo vivo de nuestro Señor Jesús y estamos en todas partes.