3 abr 2020

Semana Santa en casa

Rev. Ariel Irrazábal

El Edicto de Milán, promulgado por el Emperador Constantino el Grande y Licinio en el año 313 de nuestra era decretó la libertad de religión en el Imperio romano, concluyendo así un largo tiempo de persecución religiosa, especialmente a los cristianos. A partir de ese momento y gradualmente la expresión en la esfera pública de los seguidores de Jesús cobrará protagonismo creciente hasta el 27 de febrero del año 380 cuando el Emperador Teodosio promulga el Edicto de Tesalónica mediante el cual el cristianismo niceno se transforma en la religión oficial del Imperio romano.

Pero ¿qué pasó durante 280 años? ¿Cómo era la vida de los seguidores del camino? ¿Cómo celebraban? ¿Qué idioma usaban? ¿Dónde se reunían? Varias preguntas para ser profundizadas. Por el objetivo de este breve texto me limitaré a mencionar algunos aspectos referidos a la última pregunta.

Cabe comenzar citando el libro de Hechos de los Apóstoles Capítulo 2: 46, leemos:

Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón.

Los discípulos de la primera hora tenían su “liturgia de la palabra” en la Sinagoga, es decir, allí iban a recitar salmos y escuchar la Toráh. Luego se encontraban en las casas de familias, especialmente de los líderes y lideresas de las comunidades para comer la cena del Señor. Dicho en nuestra terminología, para celebrar la eucaristía.

El continuo y progresivo distanciamiento del judaísmo y las sucesivas persecuciones a los cristianos de los primeros tiempos fue fortaleciendo lo que se denominó la Domus ecclesiae, expresión latina que significa Casa de la asamblea. Casa de la Asamblea convocada para celebrar juntos el misterio central de la fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Me permito enfatizar que por 280 años aproximadamente, casi tres siglos, el espacio donde la fe en Jesucristo se desarrolló fueron las casas, sólo en un segundo momento la predicación será hecha en los espacios públicos.

Si bien podemos imaginar que se tratan de Comunidades donde varias personas se juntaban a escuchar las enseñanzas y compartir el pan esta experiencia puede iluminar, desde el testimonio creyente de los que nos antecedieron, nuestra situación actual para vivir la Semana Santa. Dicho de otro modo, hermanos nuestros, discípulos y discípulas de Jesús comenzaron y desarrollaron su experiencia de fe en casas, en casas propias o en casas acondicionadas para el uso comunitario.

Por otra parte, también cabe mencionar que uno de los propósitos de la redacción del Libro de Oración Común (LOC) al momento de la Reforma inglesa fue el que las personas puedan tener cerca, a mano, la liturgia para su devoción personal. El Libro de Oración Común nos brinda un excelente camino para poder celebrar esta Semana Santa en casa, en familia o de manera personal. Aquí puedes descargar el LOC en español.

De alguna manera volveremos a la experiencia primera: el encuentro y la celebración doméstica de los misterios de la fe.

A diferencia de los primeros siglos las Redes sociales nos brindan posibilidades que, con el discernimiento correcto, pueden ser extremadamente significativas en este tiempo. Diversos Oficios son brindados allí y nos conectan a la Comunidad mayor.

Ojalá esta Semana Santa en casa sea una oportunidad para profundizar en nuestro discipulado y así, cuando nos reencontremos, algo nuevo y mejor haya surgido en nosotros.

¡Buena Semana Santa en casa!